El producto turístico permite dar valores a los servicios desarrollados a partir de la gestión logística habilitándolos para su gestión comercial, la cual se puede dar con los formatos de producto elemental o de producto complejo (masivo o selectivo); será este producto aquello que el turista realmente comprará y "consumirá" durante su viaje y estancia en el destino.
El destino turístico permite armonizar la gestión comercial con la gestión del recurso turístico, revelando así que el destino tiene dos componentes, uno de marketing y otro territorial; ambos son necesarios para garantizar que el encuentro entre la comunidad anfitriona y el turista responsable se desenvuelva en el marco del paradigma de la sustentabilidad.
La relación del Ámbito Fundacional de la Comunidad Anfitriona, con el Ámbito de la Gestión Comercial, sugiere que cualquier esfuerzo de desarrollo sustentable del turismo será en vano si no se asegura la innovación social en la estrategia comercial, entendida en sus diferentes fases, tales como diseño y ensamble de producto, diseño de imagen y marca, estrategia de cooperación para la competitividad y plan de mercadeo.
La relación del Ámbito Fundacional del Turista Vivencial, con el Ámbito de la Gestión Comercial, sugiere que el turista buscará escoger lo que le ofrezcan de acuerdo con sus intereses, pero también, a capacidades, buscando también privilegiar aquella oferta turística que responda a la sustentabilidad.